«¡No vivan siempre con el deseo de tener más y más! No por ser dueños de muchas cosas se vive una vida larga y feliz.»
¿A quién no le gusta tener siempre lo mejor? A todos. ¿Pero siempre querer tener todo lo que deseamos es bueno? Estas preguntas nos disparan a pensar porque hacemos lo que hacemos para conseguir las cosas. Es por la felicidad dirán algunos, otros por el simple hecho de llevar el pan a mi hogar y algunos más porque es el sentido de la vida… ¿El sentido de la vida
Aristóteles menciono más de una vez que el fin de todo hombre es la felicidad “la gran virtud”. Este sabio filosofo entendía que el ser humano busca siempre tener paz y cuando la logra es porque hay felicidad. Esa paz es el fruto de estar nivelado con las relaciones exteriores, pero también la interna. Es interesante lo que el filósofo plantea, solo que para lograr esto el ser humano por sí solo no puede. Es necesaria una fuerza externa y segura que nos ayude a encontrar este equilibrio y la única fuente de vida para este caso es CRISTO. En Él vamos a encontrar lo necesario para poder ser “virtuosos” o sea “felices” porque encontraremos la capacidad de ser redimidos internamente para poder ser seres relacionales más sanos. Y allí si entenderemos que no es necesario obtener muchas cosas para sentirse plenos. Cuando uno/a esta bien internamente y satisfecho lo demás fluye de manera natural.
Ya lo dijo Jesús: «¡No vivan siempre con el deseo de tener más y más! No por ser dueños de muchas cosas se vive una vida larga y feliz.» Lucas 16:15 TLA
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